Soy un puñal de oro cuya lámina se ha quedado rota.
Mi alma es aguda —vibra al tomar impulso.
Sólo mi cuerpo es pesado.
Tengo mi alma presa en el zaguán.
No soy cobarde frente al miedo.
Sólo soy cobarde frente a mí mismo.
¡Ah! Si yo fuese hermoso...
Me avergüenzo de lo grande que me siento.
Soy tan grande que sólo puedo contarme mis miedos a mí mismo.
Nunca tuve miedo. Tuve siempre frío.
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