jueves, 29 de marzo de 2012

Ñam-ñam - Luis Palés Matos


Ñam-Ñam. En la carne blanca
los dientes negros -ñam-ñam.
Las tijeras de las bocas
sobre los muslos -ñam-ñam.
Van y vienen las quijadas
con sordo ritmo -ñam-ñam.
La feroz noche deglute
bosques y junglas -ñam-ñam.

Ñam-ñam. África mastica
en el silencio -ñam-ñam,
su cena de exploradores
y misioneros -ñam-ñam.
Quien penetró en Tanganica
por vez primera -ñam-ñam;
quien llegó hasta Tembandumba
la gran matriarca -ñam-ñam.

Ñam-ñam. Los fetiches abren
sus bocas negras -ñam-ñam.
En las pupilas del brujo
un solo fulgor -ñam-ñam.
La sangre del sacrificio
embriaga al tótem -ñam-ñam,
y Nigricia es toda dientes
en la tiniebla -ñam-ñam.

Asia sueña su nirvana.
América baila el jazz.
Europa juega y teoriza.
África gruñe:ñam-ñam.

jueves, 22 de marzo de 2012

Todo me pertenecía - Víctor Andrés





Todo me pertenecía.

Una esfera allá arriba
Tan parecida al sol
Pero que era solamente mía.

Mi juguete favorito:
Una esfera allá arriba
Que en nada se parecía a la anímica
luna.

Todo me pertenecía.

La distancia que había
Entre mi madre y mi persona
Era, sí, mía,
Pues yo era inmensamente opulento.

Un color de penumbra
Que no era el negro,
Pues el mío era eternamente más bello.

Todo me pertenecía.

Yo tenía
En mis manos
Cada uno
De los regalos que dejó mi padre:
Las hojas de los árboles
El canto de las aves.
La felicidad de los visitantes.
El amor de mis vecinos.
Todo era mío.
Lo que no veía o palpaba,
Lo que no lograba imaginar
Me pertenecía.

La dicha de haber sido feliz
Durante mi niñez
Me queda.

Gracias - Víctor Andrés


No sé por qué razón
A la gente ordinaria le cuesta tanto
Dar las gracias.
Yo te voy a ser honesto:
Gracias, gracias, muchas gracias, infinitas gracias.
Ya no solamente hablo
De tus palabras.
Gracias también por las sonrisas.
Por encontrar en mí lo que no había.
Gracias por tomarte la molestia
En sembrar semillas
En mi infértil corazón.
Gracias por la paciencia, por el café amargo.
Gracias por las estrellas, pues sé que las hiciste en tu tiempo libre.
Gracias por el arte del amor,
Por engranar mi sangre.
Por vestir las calles en carnavales,
Por el jazz, el blues y los tangos
Yo te doy las gracias.
Gracias por la magia en las cerillas,
En los papelitos salpicados,
En la formación de los días.
Gracias por estas lágrimas
Que alguna vez supieron pedir perdón.
Gracias. Muchísimas gracias.
Gracias por enseñarme que existía algo llamado yo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Es olvido - Nicanor Parra

Juro que no recuerdo ni su nombre,
mas moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia. 

¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
supe de la su muerte inmerecida,
nueva que me causó tal desengaño
que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!,
y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
por la gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
relaciones de estricta cortesía,
nada más que palabras y palabras
y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
con el celeste nombre de María,
circunstancia que prueba claramente
la exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!,
pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
su inmaterial y vaga compañía
que era como el espíritu sereno
que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
la importancia que tuvo su sonrisa
ni desvirtuar el favorable influjo
que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche
fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
que comprendan que yo no la quería
sino con ese vago sentimiento
con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
lo que a esta fecha aún me maravilla,
ese inaudito y singular ejemplo
de morir con mi nombre en las pupilas,
ella, múltiple rosa inmaculada,
ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida:
mucho más honorable es una tumba,
vale más una hoja enmohecida,
nada es verdad, aquí nada perdura,
ni el color del cristal con que se mira.

Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.

Me destierro a la memoria - Miguel de Unamuno

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,
que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.
Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.
Aquí os dejo mi alma-libro,
hombre-mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.


domingo, 18 de marzo de 2012

Poema en inglés - Jorge Luis Borges

II 

¿Con qué podría retenerte? 

Te ofrezco esbeltas calles, puestas de sol desesperadas, la luna de suburbios mal cortados. 

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.

Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos han honrado con bronce: al padre de mi padre que murió en la frontera de Buenos Aires con dos balas que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto, a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca; a ese bisabuelo, de la línea materna, que comandó, con veinticuatro años, una ofensiva de trescientos hombres en el Perú, ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas. 

Te ofrezco, sea cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, y la hombría y el humor que contenga mi vida. 

Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal. 

Te ofrezco el núcleo duro de mí mismo que he guardado, de algún modo; el corazón central que no comercia con palabras, no trafica con sueños, y no tocan el tiempo ni el placer ni las adversidades. 

Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que nacieras.

Te ofrezco explicaciones de vos misma, teorías de vos misma, auténticas y sorprendentes noticias de vos misma. 

Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón; intento sobornarte con incertidumbre, con peligro, con derrota. 
--- 
Traducción: zaidenwerg.

martes, 13 de marzo de 2012

Sin título 312 - Víctor Andrés

Mi amor por vos es heroico.
Lo ignoras, es cierto, como ignoras
La mayoría de las cosas.
Porque todo gran amor es incorpóreo y se sostiene de un solo lado.
Al menos, eso es lo que calla mi corazón ingenuo.
Por esta misma razón no sientes mis labios, cuando te beso.
Ni oyes las palabras que te digo al oído, porque son blancas.
Dicen te quiero, te amo, y cuanto sentimiento pase por mi alma.
Si me miraras a los ojos lo sabrías.

Mi amor por vos es heroico, pero yo no soy ningún héroe.
No quiero quererte como te quiero.
Mas eres dueña de mis sentimientos
Y estás forzándome a quererte, aunque no lo quieras.

He visto -no quisiera enfrentar- lo que deparas.
(En este juego eres pieza y eres Dios).

Sin título 324 - Víctor Andrés

Voy a abrir un museo.
Voy a exhibir mi alma.
Mi cuerpo entero.
Voy a colgar partes de mí como si fueran obras de artes.
Como si a alguien le importara.
Sé que vendrán turistas y jóvenes vestidos de estudiantes.
Y dirán, sé qué dirán:
“Acá no hay nada que no se haya visto antes”
Y yo sonreiré, satisfecho.