domingo, 15 de julio de 2012

lunes, 9 de julio de 2012

Yo mismo y el otro - Mário de Sá-Carneiro

Soy un puñal de oro cuya lámina se ha quedado rota.
Mi alma es aguda —vibra al tomar impulso. 
Sólo mi cuerpo es pesado. 
Tengo mi alma presa en el zaguán.
No soy cobarde frente al miedo. 
Sólo soy cobarde frente a mí mismo. 
¡Ah! Si yo fuese hermoso...
Me avergüenzo de lo grande que me siento.
Soy tan grande que sólo puedo contarme mis miedos a mí mismo.
Nunca tuve miedo. Tuve siempre frío.

Mario Benedetti - La tregua (Domingo 8 de septiembre)

Esta tarde hicimos el amor. Lo hemos hecho tantas veces y sin embargo no lo he registrado. Pero hoy fue algo maravilloso. Nunca en mi vida, ni con Isabel ni con nadie, me sentí tan cerca de la gloria. A veces pienso que Avellaneda es como una horma que se ha instalado en mi pecho y lo está agrandando, lo está poniendo en condiciones adecuadas para sentir cada día más. Lo cierto es que yo ignoraba que tenía en mí esas reservas de ternura. Y no me importa que ésta sea una palabra sin prestigio. Tengo ternura y me siento orgulloso de tenerla. Hasta el deseo se vuelve puro, hasta el acto más definitivamente consagrado al sexo se vuelve casi inmaculado. Pero esa pureza no es mojigatería, no es afectación, no es pretender que sólo apunto al alma. Esa pureza es querer cada centímetro de su piel, es aspirar su olor, es recorrer su vientre, poro a poro. Es llevar el deseo hasta la cumbre.

miércoles, 4 de julio de 2012

Georges Boulanger - Carta suicida

Me mataré mañana, incapaz de soportar la existencia sin la mujer que ha sido la única alegría, la única felicidad de mi vida. En los últimos dos meses y medio he luchado por vivir; hoy estoy al límite. No tengo demasiada esperanza de verla otra vez, pero, ¿quién sabe?, al menos me aventuro en un vacío donde no hay más sufrimientos. 

Deseo que me entierren (este es mi deseo formal) en la tumba que he hecho construir en el cementerio de Ixelles para mi malograda Marguerite, la cripta que poseo. Mi cuerpo debe ser depositado en el lugar central, justo encima de ella. Y nunca, por ninguna razón, deben ponerme en la cámara más alta. Quiero que su retrato y un mechón de su pelo, que estarán conmigo cuando muera, sean dispuestos en mi ataúd, que será tan similar como sea posible al de mi querida Marguerite, con los mismos caracteres y el mismo estilo, escribid estas palabras: 

"Georges, 29 de abril, 1837 – 30 de septiembre, 1891. ¿Cómo he podido vivir dos meses y medio sin ti?"

domingo, 17 de junio de 2012

Homenaje a la soledad - Ali Ahmad Said Esber


SOLEDAD - jardín
con un sólo árbol.

Desde la infancia
por este camino vamos
mi amigo el poeta y yo.
¡Qué extraño!
Sus pasos todavía vuelan con el polvo.

Mi amistad es para el narciso.
Mi amor es para otra flor
que no mencionaré.

Sediento
sólo me saciará
un agua que no puedo alcanzar.

El que no tengas secretos
también es un secreto.

Sé ausencia
para permanecer como pregunta.

Amo la lluvia
que ama la palidez de la tierra.

Si no actúas
más que para realizar aquello que deseas,
¡qué ínfimo es lo que haces!

Prefiero la traición de la palabra a la palabra,
que la fidelidad de la piedra a la piedra.

¿Tras la altura el descenso?
No lo creo-
Lo alto lleva siempre hacia lo más alto.

Lo que te dices a ti mismo
se lo dices al otro-
aunque no te lo propongas.

No conozco de lo que conozco
más que mi ignorancia
de lo que aún desconozco.
Dicen: lo fácil es imitar.
¡Ah! Si pudiera imitar al mar.

Siempre olvido lo que poseo
para poder liberarme
de lo que me posee.

El individuo es unidad de lo infinito.
La multitud es el infinito de la unidad.

A veces
el sol no puede alumbrarte
y una vela te alumbra.

Mi deseo- que mi capacidad de deseo
sea mayor que mi capacidad
de realizar mis deseos.

Un hombre solo: un ala.
Una mujer sola: un ala rota.

Saldré de mi soledad
mas ¿para ir adónde?

Me pongo frente al espejo
no para mirarme
sino para asegurarme:
¿de verdad eso que veo soy yo?

El arco iris juró
vagar eternamente
porque perdió su primera casa.

Ayer , al despertarme,
vi al sol frotarse los ojos
en el cristal de mi ventana.

Afirmo que el sol es otra sombra,
mas no tengo pruebas.
Afirmo que la luna es otro fuego-
tengo muchas pruebas.

Mis días pasados tienen una tumba
sin cadáver.

¡Qué extraña es mi memoria!:
Un jardín repleto de toda clase de árboles
y no veo ni un sólo fruto.

Las palabras que conozco se han tomado
en un bosque de tristeza.

A veces siento
que el abismo al que me asomo
no es lo bastante amplio para mis pasos.

Confieso mi error-
creo que era acertado.

Siempre que pregunto
me divido en dos:
mi pregunta y yo-
La pregunta busca respuesta,
yo busco otra pregunta.

¿Por qué aquella noche sentí
que el cielo era la guitarra de la noche
y las estrellas sus cuerdas rotas?
¿Será porque dormí solo?

Ahora sé por qué
alaban, a veces, a las tinieblas
los que no sueñan más que con la luz.

Escucho en las palabras campanadas
que anuncian mi tercer nacimiento.

Todo lo que no he escrito
lo he olvidado.
Y ahora es lo que me escribe.

Escribe-
esa es la vía suprema
para leerte a ti mismo
y escuchar al mundo.

Dale los buenos días a tu camino
si quieres que el sol te acompañe.

Me rebelo contra la llama que me guía.
La llama a la que guío
se rebela contra mí.

Abro un lago para el olvido
y ahogo en él mi historia.

Demasiado tarde
para que seas tú mismo y para saber quién eres-
se te escapó la infancia.

Me das tu rostro,
te doy mis pensamientos.
El rugido es nuestra promesa:
puedes guiarme, mar.

Para ser hermano de la mañana
debes confraternizar con la noche.

¿Qué hacer por este cielo
que se marchita en mis hombros?

Para que ardan en ti los bosques de imágenes
basta con calentarte al fuego del sentido.

Al principio fue la pareja,
luego el primer pecado
que se llamó el solo,
el único.
Así escribiré la palabra pareja,
como si excavara una fuente,
y la pronunciaré
como si fuera a brotar agua.

Todo arde en tomo a él-
fuego en el aire,
fuego en el agua.
¿De dónde viene entonces este frío
que penetra en sus miembros?

Puedes protegerte contra todo
menos contra el tiempo.

domingo, 27 de mayo de 2012

Manuel Bandeira - El último poema


Así querría yo mi último poema:


Que fuese tierno diciendo las cosas más simples y menos intencionales.
Que fuese ardiente como un sollozo sin lágrimas.
Que tuviese la belleza de las flores casi sin perfume.
La pureza de la llama en que se consumen los diamantes más límpidos.
La pasión de los suicidas que se matan sin explicación.

Warren Zevon - Keep Me In Your Heart


domingo, 13 de mayo de 2012

Metal Gear Saga Violin (Metal Gear Solid 4 Theme)


Espergesia - César Vallejo


Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

miércoles, 9 de mayo de 2012

El muchacho que escribía poesía - Yukio Mishima

"Estaba anémico de tanto masturbarse. Pero su propia fealdad no había empezado a molestarle. La poesía era algo aparte de esas sensaciones físicas de asco. La poesía era algo aparte de todo. En las sutiles mentiras de un poema aprendía el arte de mentir sutilmente. Sólo importaba que las palabras fueran bellas. Todo el día estudiaba el diccionario.
"Cuando estaba en éxtasis, un mundo de metáforas se materializaba ante sus ojos. La oruga hacía encajes con las hojas del cerezo; un guijarro lanzado a través de robles esplendorosos volaba hacia el mar. Las garzas perforaban la ajada sábana del mar embravecido para buscar en el fondo a los ahogados. Los duraznos se maquillaban suavemente entre el zumbido de insectos dorados; el aire, como un arco de llamas tras una estatua, giraba y se retorcía en torno a una multitud que trataba de escapar. El ocaso presagiaba el mal: adquiría la oscura tintura del yodo. Los árboles de invierno levantaban hacia el cielo sus patas de madera. Y una muchacha estaba sentada junto a un horno, su cuerpo como una rosa ardiente. Él se acercaba a la ventana y descubría que era una flor artificial. Su piel, como carne de gallina por el frío, se convertía en el gastado pétalo de una flor de terciopelo.
"Cuando el mundo se transformaba así era feliz. No le sorprendía que el nacimiento de un poema le trajera esta clase de felicidad. Sabía mentalmente que un poema nace de la tristeza, la maldición o la desesperanza del seno de la soledad. Pero para que este fuera su caso, necesitaba un interés más profundo en sí mismo, algún problema que lo abrumara. Aunque estaba convencido de su genio, tenía curiosamente muy poco interés en sí mismo. El mundo exterior le parecía más fascinante. Sería más preciso decir que en los momentos en que, sin motivo aparente era feliz, el mundo asumía dócilmente las formas que él deseaba."

viernes, 27 de abril de 2012

El loco - Gibrán Jalil Gibrán


En el jardín de un hospicio conocí a un joven de rostro pálido y hermoso, allí internado.

Y sentándome junto a él sobre el banco, le pregunté

-¿Por qué estás aquí?

Me miró asombrado y respondió:

-Es una pregunta inadecuada; sin embargo, contestaré. Mi padre quiso hacer de mí una reproducción de sí mismo; también mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfecto a seguir. Mi hermano pensaba que debía ser como él, un excelente atleta. Y mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo. Por eso vine a este lugar. Lo encontré más sano. Al menos puedo ser yo mismo.

Enseguida se volvió hacia mí y dijo:

-Pero dime, ¿te condujeron a este lugar la educación y el buen consejo?

-No, soy un visitante -respondí.

-Oh -añadió el- tú eres uno de los que vive en el hospicio del otro lado de la pared.

Niebla (Capítulo XXXI) - Miguel de Unamuno

"–¿Conque no, eh? ––me dijo––, ¿conque no? No quiere usted dejarme ser yo, salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme, dolerme, serme: ¿conque no lo quiere?, ¿conque he de morir ente de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel, ¡también usted se morirá, también usted, y se volverá a la nada de que salió...! ¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, se morirá, aunque no lo quiera; se morirá usted y se morirán todos los que lean mi historia, todos, todos, todos sin quedar uno! ¡Entes de ficción como yo; lo mismo que yo! Se morirán todos, todos, todos. Os lo digo yo, Augusto Pérez, ente ficticio como vosotros, nivolesco lo mismo que vosotros. Porque usted, mi creador, mi don Miguel, no es usted más que otro ente nivolesco, y entes nivolescos sus lectores, lo mismo que yo, que Augusto Pérez, que su víctima..."

lunes, 23 de abril de 2012

Revista EL6A - Literatura y Artes Digitales: Penrose stairs | Cuento Mío

Revista EL6A - Literatura y Artes Digitales: Penrose stairs | Cuento: En el centro de la calle se erige una escalera que parece no tener fin. Por más que se intente no se puede deslumbrar ni el más mínimo indicio de su cúspide...

sábado, 21 de abril de 2012

Ára Bátur - Sigur Rós


Rutina - Teresa Aburto Uribe


De nuevo lo mismo de ayer,
las mismas calles, la misma gente,
la misma sonrisa, las mismas cosas.
Todo es igual, es igual mi nostalgia.
Todo es igual a ayer,
y tal vez todo sea a igual a mañana.
Todo es igual, nada cambia.
El mismo espejo en el que miro mi rostro,
la misma luz que alumbra mi almohada,
el mismo reloj, la misma cama.
Todo es igual, nada cambia.
Un escritorio, un teléfono,
un café a las cuatro,
y para no perder la costrumbre
unas cuantas carcajadas.
Un cumplimiento de horario
y un chau, hasta mañana.
Y de nuevo sola.
Todo es igual... nada cambia.
Nada cambia, porque yo no cambio.

Cae el sol - José Hierro


Perdóname. No volverá a ocurrir.
Ahora quisiera
meditar, recogerme, olvidar: ser
hoja de olvido y soledad.
Hubiera sido necesario el viento
que esparce las escamas del otoño
con rumor y color.
Hubiera sido necesario el viento.
Hablo con la humildad,
con la desilusión, la gratitud
de quien vivió de la limosna de la vida.
Con la tristeza de quien busca
una pobre verdad en que apoyarse y descansar.
La limosna fue hermosa -seres, sueños, sucesos, amor-
don gratuito, porque nada merecí.

¡Y la verdad! ¡Y la verdad!
Buscada a golpes, en los seres,
hiriéndolos e hiriéndome;
hurgada en las palabras;
cavada en lo profundo de los hechos
-mínimos, gigantescos, qué más da:
después de todo, nadie sabe
qué es lo pequeño y qué lo enorme;
grande puede llamarse a una cereza
("hoy se caen solas las cerezas",
me dijeron un día, y yo sé por qué fue),
pequeño puede ser un monte,
el universo y el amor.

Se me había olvidado algo
que había sucedido.
Algo de lo que yo me arrepentía
o, tal vez, me jactaba.
Algo que debió ser de otra manera.
Algo que era importante
porque pertenecía a mi vida: era mi vida.
(Perdóname si considero importante mi vida:
es todo lo que tengo, lo que tuve;
hace ya mucho tiempo, yo la habría vivido
a oscuras, sin lengua, sin oídos, sin manos,
colgado en el vacío,
sin esperanza.)

Pero se me ha borrado
la historia (la nostalgia)
y no tengo proyectos
para mañana, ni siquiera creo
que exista ese mañana (la esperanza).
Ando por el presente
y no vivo el presente
(la plenitud en el dolor y la alegría).
Parezco un desterrado
que ha olvidado hasta el nombre de su patria,
su situación precisa, los caminos,
que conducen a ella.
Perdóname que necesite
averiguar su sitio exacto.

Y cuando sepa dónde la perdí,
quiero ofrecerte mi destierro, lo que vale
tanto como la vida para mí, que es su sentido.
Y entonces, triste, pero firme,
perdóname, te ofreceré una vida
ya sin demonio ni alucinaciones.

jueves, 12 de abril de 2012

Mi hermano, el hombre - Nezahualcóyotl



Amo el canto de zenzontle
pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

Nacer hombre - Adela Zamudio




Cuánto trabajo ella pasa

Por corregir la torpeza

De su esposo, y en la casa,

( Permitidme que me asombre).

Tan inepto como fatuo,

Sigue él siendo la cabeza,

Porque es hombre!


Si algunos versos escribe,

De alguno esos versos son,

Que ella sólo los suscribe.

(Permitidme que me asombre).

Si ese alguno no es poeta,

Por qué tal suposición

Porque es hombre!


Una mujer superior

En elecciones no vota,

Y vota el pillo peor.

(Permitidme que me asombre).

Con tal que aprenda a firmar

Puede votar un idiota,

Porque es hombre!


El se abate y bebe o juega.

En un revés de la suerte:

Ella sufre, lucha y ruega.

(Permitidme que me asombre).

Que a ella se llame el "ser débil"

Y a él se le llame el "ser fuerte".

Porque es hombre!


Ella debe perdonar

Siéndole su esposo infiel;

Pero él se puede vengar.

(Permitidme que me asombre).

En un caso semejante

Hasta puede matar él,

Porque es hombre!



Oh, mortal privilegiado,

Que de perfecto y cabal

Gozas seguro renombre!

En todo caso, para esto,

Te ha bastado

Nacer hombre.  

Los hombres vanos - T. S. Eliot


I
Somos los hombres vanos
Somos los atestados
Que yacen juntos.
Cabezal henchido de paja. ¡Ay!
Nuestras voces secas, cuando
Susurramos juntos,
Son calladas y sin sentido
Como viento en yerba seca
O patas de rata sobre vidrio roto
En nuestro sótano seco.

Horma sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, ademán sin movimiento.

Los que han cruzado
Con ojos directos, al otro reino de la muerte
Nos recuerdan - si acaso- no como extraviadas
Almas violentas, sino sólo
Como los hombres vanos
Los atestados.

II
Ojos que no me atrevo a ver soñar
En el reino de sueño de la muerte
Ellos no aparecen:
Allá, los ojos son
Sol sobre una columna rota
Allá, un árbol hay que oscila
Y hay voces
Que cantan en el viento
Más distantes y solemnes
Que una estrella fugaz.

Dejadme estar no más cerca
En el reino de sueño de la muerte
Dejadme así vestir
Tan adredes disfraces
Abrigo de rata, cuero de cuervo, desfondos cruzados
En un campo
Obrando como el aire obra
No más cerca
No ese final encuentro
En el reino sombrío.

III
Esta es la tierra muerta
Esta es tierra de cactus
Aquí las imágenes de la piedra
Son alzadas, aquí reciben
La súplica en la mano del cadáver
Debajo de los guiños de una estrega fugaz.

Es así como esto
En el otro reino de la muerte
Solos caminamos
A la hora en la que somos
Temblando con ternura
Labios que besarían
Desde plegarias hasta piedras rotas.

IV
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas que mueren
En este valle hueco
Esta rota mane mandíbula de nuestros reinos perdidos

En este último lugar de las reuniones
Nos congregamos
Y nos callamos
Plegados en la margen del crecido río

Ciegos, aunque
los ojos reaparezcan
Como perpetua estrella
Rosa multifoliada
Del reino sombrío de la muerte
La sola esperanza
De hombres vanos.

V
Vamos rodeando la tuna
Una tuna, una tuna
Vamos rodeando la tuna
A las cinco de la madrugada.

Entre la idea
Y la realidad
Entre los actos
Y el ademán
Cae la sombra

Porque Tuyo es el reino

Entre el concepto
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra

La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la sombra

Porque Tuyo es el reino

Porque Tuya es
La vida es
Porque Tuyo es el

Y así se acaba el mundo
Y así se acaba el mundo
Y así se acaba el mundo
No con un estallar, con un sollozo.

miércoles, 11 de abril de 2012

A La Puta Que Se Llevó Mis Poemas - Charles Bukowski


Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡Por Dios!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? Usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos pantalones enfermos en el rincón
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de cincuenta,
pero mis poemas no.

No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
Siempre habrá dinero, putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
"veo que he creado muchos poetas
pero muy poca poesía"

sábado, 7 de abril de 2012

viernes, 6 de abril de 2012

Caminos del espejo - Alejandra Pizarnik



I
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II
Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde 
filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V
Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona 
el viento en el umbral.

VI
Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII
Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX
Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. 
Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII
Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. 
Hay alguien aquí que tiembla.

XIII
Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV
La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV
Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. 
Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI
Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba 
no vi otra cosa que a mí misma.

XVII
Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX
Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra 
la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, 
he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.

jueves, 29 de marzo de 2012

Ñam-ñam - Luis Palés Matos


Ñam-Ñam. En la carne blanca
los dientes negros -ñam-ñam.
Las tijeras de las bocas
sobre los muslos -ñam-ñam.
Van y vienen las quijadas
con sordo ritmo -ñam-ñam.
La feroz noche deglute
bosques y junglas -ñam-ñam.

Ñam-ñam. África mastica
en el silencio -ñam-ñam,
su cena de exploradores
y misioneros -ñam-ñam.
Quien penetró en Tanganica
por vez primera -ñam-ñam;
quien llegó hasta Tembandumba
la gran matriarca -ñam-ñam.

Ñam-ñam. Los fetiches abren
sus bocas negras -ñam-ñam.
En las pupilas del brujo
un solo fulgor -ñam-ñam.
La sangre del sacrificio
embriaga al tótem -ñam-ñam,
y Nigricia es toda dientes
en la tiniebla -ñam-ñam.

Asia sueña su nirvana.
América baila el jazz.
Europa juega y teoriza.
África gruñe:ñam-ñam.

jueves, 22 de marzo de 2012

Todo me pertenecía - Víctor Andrés





Todo me pertenecía.

Una esfera allá arriba
Tan parecida al sol
Pero que era solamente mía.

Mi juguete favorito:
Una esfera allá arriba
Que en nada se parecía a la anímica
luna.

Todo me pertenecía.

La distancia que había
Entre mi madre y mi persona
Era, sí, mía,
Pues yo era inmensamente opulento.

Un color de penumbra
Que no era el negro,
Pues el mío era eternamente más bello.

Todo me pertenecía.

Yo tenía
En mis manos
Cada uno
De los regalos que dejó mi padre:
Las hojas de los árboles
El canto de las aves.
La felicidad de los visitantes.
El amor de mis vecinos.
Todo era mío.
Lo que no veía o palpaba,
Lo que no lograba imaginar
Me pertenecía.

La dicha de haber sido feliz
Durante mi niñez
Me queda.

Gracias - Víctor Andrés


No sé por qué razón
A la gente ordinaria le cuesta tanto
Dar las gracias.
Yo te voy a ser honesto:
Gracias, gracias, muchas gracias, infinitas gracias.
Ya no solamente hablo
De tus palabras.
Gracias también por las sonrisas.
Por encontrar en mí lo que no había.
Gracias por tomarte la molestia
En sembrar semillas
En mi infértil corazón.
Gracias por la paciencia, por el café amargo.
Gracias por las estrellas, pues sé que las hiciste en tu tiempo libre.
Gracias por el arte del amor,
Por engranar mi sangre.
Por vestir las calles en carnavales,
Por el jazz, el blues y los tangos
Yo te doy las gracias.
Gracias por la magia en las cerillas,
En los papelitos salpicados,
En la formación de los días.
Gracias por estas lágrimas
Que alguna vez supieron pedir perdón.
Gracias. Muchísimas gracias.
Gracias por enseñarme que existía algo llamado yo.

lunes, 19 de marzo de 2012

Es olvido - Nicanor Parra

Juro que no recuerdo ni su nombre,
mas moriré llamándola María,
no por simple capricho de poeta:
por su aspecto de plaza de provincia. 

¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
supe de la su muerte inmerecida,
nueva que me causó tal desengaño
que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!,
y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
por la gente que trajo la noticia
debo creer, sin vacilar un punto,
que murió con mi nombre en las pupilas,
hecho que me sorprende, porque nunca
fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
relaciones de estricta cortesía,
nada más que palabras y palabras
y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
sólo queda un puñado de cenizas),
pero jamás vi en ella otro destino
que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
con el celeste nombre de María,
circunstancia que prueba claramente
la exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡quién es el que no besa a sus amigas!,
pero tened presente que lo hice
sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
su inmaterial y vaga compañía
que era como el espíritu sereno
que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
la importancia que tuvo su sonrisa
ni desvirtuar el favorable influjo
que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche
fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
que comprendan que yo no la quería
sino con ese vago sentimiento
con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
lo que a esta fecha aún me maravilla,
ese inaudito y singular ejemplo
de morir con mi nombre en las pupilas,
ella, múltiple rosa inmaculada,
ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
que se pasa quejando noche y día
de que el mundo traidor en que vivimos
vale menos que rueda detenida:
mucho más honorable es una tumba,
vale más una hoja enmohecida,
nada es verdad, aquí nada perdura,
ni el color del cristal con que se mira.

Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva:
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.

Me destierro a la memoria - Miguel de Unamuno

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,
que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.
Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.
Aquí os dejo mi alma-libro,
hombre-mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.


domingo, 18 de marzo de 2012

Poema en inglés - Jorge Luis Borges

II 

¿Con qué podría retenerte? 

Te ofrezco esbeltas calles, puestas de sol desesperadas, la luna de suburbios mal cortados. 

Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado largamente la luna solitaria.

Te ofrezco mis ancestros, mis muertos, los fantasmas que los vivos han honrado con bronce: al padre de mi padre que murió en la frontera de Buenos Aires con dos balas que atravesaron sus pulmones, barbado y muerto, a quien amortajaron sus soldados con una piel de vaca; a ese bisabuelo, de la línea materna, que comandó, con veinticuatro años, una ofensiva de trescientos hombres en el Perú, ahora sólo fantasmas sobre monturas desleídas. 

Te ofrezco, sea cual fuere, la sapiencia que contengan mis libros, y la hombría y el humor que contenga mi vida. 

Te ofrezco la lealtad de un hombre que jamás ha sido leal. 

Te ofrezco el núcleo duro de mí mismo que he guardado, de algún modo; el corazón central que no comercia con palabras, no trafica con sueños, y no tocan el tiempo ni el placer ni las adversidades. 

Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista al atardecer algunos años antes de que nacieras.

Te ofrezco explicaciones de vos misma, teorías de vos misma, auténticas y sorprendentes noticias de vos misma. 

Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre de mi corazón; intento sobornarte con incertidumbre, con peligro, con derrota. 
--- 
Traducción: zaidenwerg.

martes, 13 de marzo de 2012

Sin título 312 - Víctor Andrés

Mi amor por vos es heroico.
Lo ignoras, es cierto, como ignoras
La mayoría de las cosas.
Porque todo gran amor es incorpóreo y se sostiene de un solo lado.
Al menos, eso es lo que calla mi corazón ingenuo.
Por esta misma razón no sientes mis labios, cuando te beso.
Ni oyes las palabras que te digo al oído, porque son blancas.
Dicen te quiero, te amo, y cuanto sentimiento pase por mi alma.
Si me miraras a los ojos lo sabrías.

Mi amor por vos es heroico, pero yo no soy ningún héroe.
No quiero quererte como te quiero.
Mas eres dueña de mis sentimientos
Y estás forzándome a quererte, aunque no lo quieras.

He visto -no quisiera enfrentar- lo que deparas.
(En este juego eres pieza y eres Dios).

Sin título 324 - Víctor Andrés

Voy a abrir un museo.
Voy a exhibir mi alma.
Mi cuerpo entero.
Voy a colgar partes de mí como si fueran obras de artes.
Como si a alguien le importara.
Sé que vendrán turistas y jóvenes vestidos de estudiantes.
Y dirán, sé qué dirán:
“Acá no hay nada que no se haya visto antes”
Y yo sonreiré, satisfecho.